lunes, 11 de junio de 2012

Capítulo 11. El desfile.

Haber, se que el vestido que voy a describir en la historia no es en realidad el que sale como conocéis. Le dado otro aire :)
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En el exterior, estoy con una pequeña sonrisa. Todos los estilistas esperan que estos trajes nos encanten, nos enamoren. Pero en mi interior no le acabo de encontrar su jugo. No es como un traje cualquiera del Capitolio, pero, aun así tiene algo estrafalario que despierta el llamar la atención.
En primer lugar, es mi cara. Lo que únicamente esta fuera de lugar es la cantidad de purpurina que llevo por mejillas y cuello. Los ojos nada más que están pintados de un gris muy claro y brillante al igual que mis labios. Digamos que, mi cara va "al natural"
Vamos a ver, mi vestido. Mi vestido es como mi maquillaje. Gris, plateado, blanco, brillante, supongo que se le puede definir así. Mi vestido es de palabra de honor. Es un poco ajustado, aunque lleva una mediana cola detrás. Mi pelo esta recogido por una larga coleta que cae por mi espalda y alrededor, llevo una especie de aro. Plateado, obviamente. Mis zapatos, diría yo que son los más llamativos del traje aunque son realmente bonitos. Son plateados, de tacón un poco alto, y suben por mi pierna hasta la rodilla, entrelazándose. Entre ellos llevan unas pequeñas estrellas que relucen con la luz. 
-¿Que te parece?.- dice Sómmon, emocionado colocando las manos en su cintura. Parece agotado, de las dos horas que lleva preparándome. 
-¿Puedo ser sincera?.- pregunto.
-Claro.
-Lo que más me gustan, son los zapatos.- digo, "emocionada".- pero aun así me encanta. 
-Me alegro muchísimo. Ven, cógete de mi, no creo que estés acostumbrada a andar con unos tacones así.- me dice tendiéndome la mano para empezar a caminar. Cuando ya estoy lista y concienciada para poder andar sin caerme, bajamos a la planta de donde saldrán nuestras carrozas. Al entrar es como un enorme establo. 
En lo primero que me fijo son en los demás tributos. Miran con una cara espeluznante a cada uno de sus "enemigos" que pasan. Imagino lo que pasarán por sus cabezas. Algunos parecen más imponentes, otros en cambio van ridículamente vestidos. Bueno, todos lo vamos. 
Sómmon me dice que vaya subiendo a la carroza, Jale llegará enseguida. Cuando subo, veo cada carroza de los 12 ditrtitos. Todas van tiradas por caballos negros. Noto como un chico me esta mirando por el rabillo del ojo. Cuando ve que yo también le devuelvo la mirada, ríe, y me observa de arriba a abajo. 
Arqueo las cejas, porque, no lo entiendo. Es más es que no entiendo a nadie. No entiendo a Lénart, no entiendo a ese chico, no entiendo a nadie de el Capitolio. 
Me sulfuro rápidamente, y respiro. Debo calmarme, no quiero salir ruborizada en las cámaras. Doy media vuelta, no con mucha fuerza y me dedico a observar los magníficos caballos. 
De repente la carroza empieza a tambalearse, a lo que yo también lo hago.
-Siento llegar tarde.- murmura Jale, subiendo a la carroza sin mucha...delicadeza.
-Anda, ven aquí, tienes el aro mal colocado.- le digo mientras el agacha su cabeza y se lo vuelvo a colocar como estaba. 
-Haber chicos...estáis fabulosos, aunque...- dice Velva mientras se acerca a nuestra carroza.
-Aunque nada. Estupendos, están estupendos. Cuando salgáis, intentar saludar un poco al público sin caeros. ¿Vale?.- responde Thelma, por detrás. 
Thelma es dulce. Velva es superficialidad y punto. La persona más arrogante que he conocido en mi vida.
Se mueven las carrozas, mientras Lénart grita detrás mía:
-Buena suerte, Comadrejilla.
¿Comadrejilla? Por favor...esto ya no se puede tomar como un cumplido. Esto es pasarse.
Aun se puede notar la luz del sol, asomando entre las montañas pero empieza a oscurecer y conforme pasan las carrozas miles de luces iluminan la entrada hacia el Circulo de la Ciudad. Vítores y aplausos me ensordecen, pero, debo intentar no llevarme las manos a las orejas, quedaría ridículo.
Vale, ahora soy yo la superficial.
Distrito 1, Distrito 2, Distrito 3...todos avanzan lento al principio pero luego salen disparados.
No me he dado cuenta de que hemos salido. Jale me dirige un gesto con la cabeza, intentado decirme que mira hacía la gran pantalla que en el paso. Aparecemos en la pantalla, y yo mirándola. Giro la cabeza con el mayor disimulo posible, marco una gran sonrisa y empiezo a saludar con la mano al público que me rodea.
Tiran flores, rosas quizás, porque no las distingo bien de los deprisa que va la carroza. Finalmente se para, cada una en su lugar, delante de la mansión de presidente Snow.
Es un hombre bajo y de pelo blanco, que nos da la bienvenida a los juegos de este año.
Suena el himno, y los carros dan media vuelta recorriendo por ultima vez el Circulo de la Ciudad. Las cámaras enfocan nuestras caras, pero, es inútil. Están todas hacia los dos tributos del Distrito 12. Sus trajes escupen fuego, probablemente sintético, si no ya estarían carbonizados. Es un poco extraño, no creía que la chica del Distrito 12 fuera tan superficial, saludando, cogía de la mano de su compañero, alzándola mientras le lanzan rosas y ella responde tirando besos.
Bueno, es su momento de gloria, una chica valiente, que lo disfrute.
Se cierran las puertas y el equipo de preparación viene como lobos hambrientos hacía nosotros.
Gritan piropos inteligibles entre ellos, dándose también la enhorabuena.
Yo por mi parte tengo hambre. Un hambre terrible. 

2 comentarios:

  1. La pobre Foxface, que se estresa!
    Que si las miraditas del muchacho -que no sé porque, me he imaginado que era Cato JAJJAJJAJA-, que si Jale llega tarde, y lo de ''Comadrejilla'' xDDDDDDD Normal que le entre hambre! Genial, Andrea, como siempre *-* Lo sabes plasmar muuy bien! Y el traje perfectamente descrito <3 A ver si con sus dotes de ladrona se consigue agenciar los zapatos jajajajjaa

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    1. No era Cato, que el chico también...*Ejem* pero no, no era Cato Jajajaja
      Ya veremos, que se me ocurre... :D

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